
Fantasme-ando
Había descubierto, luego de extrañas sensaciones y sin poder distinguir con facilidad si soñaba o estaba despierta, que tenía la capacidad de realizar y recordar perfectamente los viajes nocturnos. Había leído alguna vez sobre la capacidad de separarse del cuerpo físico y moverse y, en ese estado de letargo cuarenteneado que llenaba mis días, eso estaba pasando y ya no me preguntaba cómo. Sólo lo disfrutaba.
La situación era sencilla: hacer una cena liviana (luego de meses de batallar contra las pesadillas, entendí que lo mejor era cenar sopa o ensalada), dormir entrada la madrugada (para poder disfrutar del silencio de la calle y de la casa mientras los demás duermen) y realizar alguna actividad creativa durante ese momento de paz: aprovechar para escribir, escuchar algún podcast, o leer en la cama hasta no ser capaz de darme cuenta del momento en el que se cierran los ojos.
Luego de un buen rato en paz, el viaje nocturno empezaría: salir por la ventana, dejando el cuerpo en su lugar.
Desde el balcón de una calle oscura se escuchan música y gritos. Gente contenta, compartiendo un momento, disfrutando la compañia de los demás, que extraño se ve. Que hermoso no dejarme ver. Me asomo por la ventana y disfruto, aún como la novedad, la posibilidad de ir pasando frente a frente de cada persona. Parece una reunión de amigos, normal y corriente. Pero hace tanto que no lo veo, que parece un gran fenómeno. Me quedo un rato sentada en las rejas del balcón, analizando la situación que se vive. Un altavoz ofrece música con mucho ritmo que lleva a las personas a moverse a para bailar, cantar y gritar, fuerte y sin necesidad. Algunos de ellos parecen disfrutarlo y me doy cuenta que a mí tambien me gusta un poco, por algún motivo sigo sentada en ese balcón observando para adentro.
El ventilador mueve el aire fresco de la noche que entra al salón del piso, como yo, flotando por la ventana. Lo más próximo es un sillón oscuro con dos mujeres sentadas que conversan tranquilamente y cada poco sueltan una estruendosa carcajada dejando a la vista el efecto de los hongos recién consumidos y entrelazándose en besos y abrazos furtivos, mientras se funden en algun baile.
Lo bueno de andar sin que te vean es que no interrumpís el momento, aún pasando frente a ellas con la cara brillante y predispuesta a ser interpretada por las alucionaciones. Me gusta confundir a las personas cuando creen que son las sustancias. De golpe permitirles verme, de golpe no. Confundirlas, y observar sus caras que cambian, se sorprenden, se extrañan.
La misma música mueve a las tres mujeres que bailan frente al grupo, intercambiando sonrisas y movimientos sensuales entre ellas, interactuando con las paredes, los marcos de las puertas y hasta los sillones para las más perezosas. De repente una abre la puerta del baño y se asoma tirada en el suelo. Otra la mira sorprendida, un poco asustada, hasta que desde el piso canta fuerte el estribillo de la canción y todos explotan en carcajada. Yo también me asusté, aún no me tocó ser testigo de una muerte por sobredosis. Lo anoto en los pendientes.
Pasar entre medio de ellas me gusta ya que pueden sentirme al tacto y juego a perrear desde las tinieblas para ver qué dicen, qué hacen. Pellizco alguna nalga para molestarlas y las hago reirse entre ellas, las empujo un poquito y ya tengo ganas de irme.
En el lateral opuesto la primer sillón, hay otro. Muy parecido. Allí, tres conversan. Tranquilos, cerca y lejos. La del medio parece estar absorbida por los almohadones, largando un bostezo amplio a cada rato, él habla sin parar con la otra mujer. Arman como un puente de palabras por encima de la somnolienta. Otra de ellas baila sentada en el sillón mientras suma algún bocado a la conversación sobre teorías conspiranoides, él, el unico hombre de la situación, toma algo y observa. No acepta las invitaciones a bailar, solo se mueve para levantar al gato. La del medio bostezade nuevo.
Esa situación me resulta familiar, si realmente estuviera en esta fiesta seguramente estaría bostezando como ella, pero ahora me toca este rol, interesante rol, que quiero seguir teniendo mucho tiempo más.
Una fiesta, normal y corriente, la gente compartiendo un rato, tomando algo, fumando, escuchando música, conversando. Me da tranquilidad poder viajar sin que me vean por esos espacios que ahora sólo veo entre nebulosas de personas forzando una situación.
Me vuelvo a la ventana. Voy a salir por donde entré, estoy lista para seguir el recorrido de hoy. Paso flotando frente a las dos mujeres del primer sillón, provocando una confusión totalmente adrede en una de ellas. Sin embargo, un error de cálculo: me atrapa, toma mi pie, me agarrró, no me deja salir. Lo muevo rápido para que me suelte, pero me sostiene con fuerza. Me comienzo a desesperar.
—¿No la ves? Te digo que hay una mujer acá, mirá, fijate acá en mi mano, la estoy sosteniendo del tobillo. En serio ¡tocá!— le decía gritando a su compañera de sillón que no paraba de reírse y no lograba ni siquiera abrir los ojos chinos.
—Que te digo que no estoy inventando ¡miren!
Me había descubierto. Mi único miedo en todo este tiempo fue perder la capacidad que se me había otorgado sin pedirla y de repente, sin querer ni saber cómo, se me había ido.
—¿Quién sos? — me preguntó mirándome a los ojos— ¿Qué hacés? ¿Cómo entraste? Empecé a notar como mi cuerpo se volvía pedacito a pedacito visible. Mi tobillo ya estaba nuevamente completo, podía ver hasta mi pulsera en su mano, era yo, no había dudas. Sentía mi cuerpo pesado, empecé a notarme encima de ese sillón, encima de esas dos mujeres, intentando dar con la ventana que se alejaba segundo a segundo.
— Soltame, soltame— sólo podía decir. Mi desesperación crecía. Tenía claro que el efecto había terminado. Tan fácil vino, tan fácil se va. Tan hermoso e ideal había sido vivir siendo invisible que no recordaba como interactuar— soltame, por favor— se me empezaron a caer las lágrimas, la desesperación tomó forma de miedo, solo quería irme, tenía terror de no poder retomar mi cuerpo, mi vida, y ahora ¿Cómo volvía? ¿Quién había quedado en mi cama? ¿Cómo es que habia terminado mi tiempo? ¿Por qué? ¿Qué había hecho mal?
—¡Te brillan los dientes!— dijo, mirándome fijo y muy cerca, la que me sostenía del tobillo.
Yo sólo quería huir. Dentro de mí comenzó a nacer una fuerza extraña que no me permitía hablar, la energía recorría mi interior, y aún sin poder soltarme de su mano, mi tobillo comenzó a oscurecerse hasta desaparecer nuevamente.
Me estaba volviendo invisible otra vez, no sabía controlarlo. Ella me seguía sosteniendo y seguía riéndose de mis dientes, yo me achicaba, me volvía visible y luego invisible otra vez. El cambio gradual de mi tamaño hizo que de su mano se escapara mi pie. Ella se aflojó, yo me achiqué y pude salir.
Salté rapidamente a la ventana, el ventilador quedó enganchado en mi otro pie y lo tiré sin querer. Caí a la calle oscura, con el ventilador desarmado al lado y con todo el peso sobre mi brazo derecho que nunca mas volvío a funcionar igual.
Corrí, sólo corrí, sin pesar en nada, ni en nadie. Las personas en la fiesta gritaban algo desde el balcón, no les entendía. El miedo me empujaba, no me daba cuenta si era invisible o no, si estaba soñando o no. Me subí al primer autobús que pasó, actué normal, me salió perfecto.
—Buenas noches, uno por favor.
—Buenas noches, señora ¡qué calor está haciendo!
Me senté en el primer lugar. El autobús estaba vacío. Sólo quería alejarme de allí, regresar a mi casa. Pasaron unos pocos minutos y cuando me sentí mas tranquila y reconocí la zona por la ventanilla me bajé, y caminé.
Anduve varios minutos observando las caras de las personas que cruzaba. Me podían ver, ya no podía flotar.
Llegué a casa y toqué el timbre, deseando que mi compañera de piso lo escuchara.
—Compi ¿Qué pasa? No te escuché salir, pensé que estabas en la habitación. ¿Te sentís bien? Tenés cara extraña…
—Estoy bien, muy cansada. Me voy a dormir.
Entré en mi habitación y ahí seguía durmiendo.
2 thoughts on “Fantasme-ando”
Creo que es el sueño de todos…Poder invisibilizarse y recorrer lugares libremente…
Me encantó.
Lo que más me gusta de estos cuentos es que hasta el final nunca sé qué va a pasar!