Morder el polvo
—Quedate quieta y seguí caminando —escucho muy cerca de mi oído mientras me empujan por la espalda. Respiro hondo y entrecierro los ojos. Tengo miedo, pero pienso rápido. Si reacciono o hago algo que le incomode mis chances de salir heridas son muy altas.
“Dale, Jorgelina, no seas cagona. Tranquila” pensé.
—Seguí caminando y me vas a llevar hasta el cajero más cercano —su voz suena tan cerca que puedo oler su aliento.
Camino lo más segura y tranquila que puedo. Reconozco la presión de algo que seguramente es un arma o algo que hace de ella, quizás su dedo, quizás cualquiera cosa, apoyada en mi espalda. Tengo ganas de vomitar, me dan escalofríos. Vuelvo a respirar hondo. Puedo sentir cómo esa presión atraviesa mi campera de jean, el buzo, la remera y ese frío oscuro entra en contacto con la piel de mi espalda.
No vuelvo a decir palabra, sigo el paso como lo marca él. En silencio absoluto. Llegamos al cajero y me muevo, sin pensar, para sacar la tarjeta de la billetera que está en el bolsillo interno de mi campera.
Mi movimiento lo asusta, me putea. Se le escapa un disparo y sale corriendo.
Me mareo, las nauseas son horribles. Avanzo unos pocos pasos sintiendo un calor dentro que se transforma en ardor, dolor intenso y empiezo a sentir la sangre que moja mi espalda. Por la calle, nadie. Me siento mareada. Me desvanezco entre dos coches estacionados antes de lograr pedir ayuda en la calle.
Estoy acá tirada y nadie puede verme. Me duele la espalda y me pesan los parpados. Siento el frío del asfalto en mi cachete. Veo las irregularidades del suelo, las pequeñas piedritas. Se me cierran los ojos.
Soñé muchas veces con la imagen de mi propia muerte. La representación de lo que parece el abandono, la injusticia, la violencia, la inmediatez, lo aleatorio. Si la mariposa no hubiera movido sus alas de esa manera o si cambiara cualquier un elemento, sólo sería una anécdota más.
Si alguna vez esto sucede de verdad, sabré de los poderes que tenía. De lo contrario, estaré “autoagradecida” por haberme dado diez años más de vida cada vez que esta pesadilla viene a pasar la noche conmigo.
One thought on “Morder el polvo”
Muy bueno Daniii