Intolerante a la lactosa
“Hola, soy Nat” me dijo por whatsapp algunas horas luego de haber dejado el lugar. La conocí un verano, en el ya conocido retiro de yoga, en una playa española, un lugar que se supone ideal al que la gente llega muy lastimada, en busca de algo que la saque de su sufrimiento. En la heladera del lugar decía “soñar grande” escrito con fibrón, y ella había agregado “vive” con uno fucsia, luego de compartir su perfil de Facebook, Instagram…